Todos sabemos lo que es sentir ansiedad, esos nervios que tenemos en algunos momentos de nuestra vida, que nos hacen sentir sensación de ahogo, mareo, inquietud, palpitaciones, preocupación excesiva, etc.

La ansiedad puede aparecer de forma repentina o poco a poco en minutos, horas o días. Su duración e intensidad pueden ser variables. Algunas formas de particular interés son la ansiedad generalizada, las crisis de ansiedad, las fobias y el trastorno de estrés postraumático; algunos trastornos adaptativos también cursan con ansiedad.

Aunque la ansiedad es una respuesta normal de adaptación del organismo ante determinadas situaciones, a veces, por su intensidad y duración puede convertirse en patológica.

La ansiedad ante la enfermedad es casi inevitable. En los pacientes con linfoma y en sus cuidadores la ansiedad, el miedo, la angustia, el temor, son reacciones frecuentes. En un estudio realizado por nosotros hemos detectado ansiedad en el 25% del total de pacientes y cuidadores.
Durante toda la enfermedad y también después de finalizado el tratamiento hay ansiedad e inseguridad.

Los síntomas aparecen más frecuentemente en situaciones relevantes tales como la realización de pruebas diagnósticas (obtención de muestras de sangre para análisis, biopsias, TAC) o tratamientos (canalizar vía venosa, administración de quimioterapia, trasplante de médula ósea). Y por supuesto suelen ser especialmente difíciles los momentos en que se esperan los resultados (miedo a que se produzca una recaída, miedo a que el tratamiento no haya conseguido el resultado esperado). Estos momentos pueden ir acompañados de síntomas de ansiedad patológica de difícil control por el propio paciente (incluso a veces se traduce en crisis de pánico o angustia) que provocan un sufrimiento considerable.

Consideramos de importancia el diagnóstico de los trastornos de ansiedad y su resolución porque puede contribuir a mejorar la calidad de vida y el cumplimiento de los tratamientos.

Debe saber:

Que la desinformación, y a veces la excesiva o inadecuada información, el insomnio y el dolor pueden aumentar su nivel de ansiedad.

Que el ejercicio moderado y la utilización de determinadas prácticas (yoga, meditación, hipnosis…) pueden ayudarle a controlar su nivel de ansiedad.

Que a veces es necesario el uso de medicación. Consulte con los profesionales que le atienden.

Bibliografía


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Garcia-Nieto A, Capote FJ, Gil JL. Ansiedad y depresión en cuidadores informales y pacientes con neoplasias linfoides. Med Clin (Barc) 2003; 121 (19): 757-9.

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