El tratamiento inicial de los pacientes con mieloma múltiple depende de la edad así como de otros de datos de pronóstico.

En una primera estratificación se separan los pacientes que van a poder ser candidatos a la realización de un trasplante de progenitores hematopoyéticos de los que no.

Generalmente son candidatos a trasplante los pacientes menores de 65 años (aunque pueden ser trasplantados pacientes de más edad) que no tengan enfermedades asociadas que pudieran ser causa de impedimento para la realización de dicho procedimiento.

El objetivo es conseguir una respuesta lo más rápida y profunda posible mediante quimioterapia (inducción) y posterior consolidación con el trasplante.

Existen múltiples tratamientos de inducción, siendo los más eficaces los que combinan varias de estas drogas: bortezomib, talidomida, lenalidomida, ciclofosfamida, dexametasona.

Para el trasplante la droga más utilizada en el aconcidionamiento es el melfalan.

Una vez finalizado el trasplante, algunos esquemas propugnan el tratamiento de mantenimiento con lenalidomida o bortezomib, cuya uso deberá ser estudiado de forma individualizada valorando beneficio/riesgo, ya que pueden asociarse a efectos secundarios y aún no disponen de aprobación por las agencias reguladoras para dicha indicación.