El hablar de trastorno mental implica una distinción entre lo mental y lo físico. No obstante en la actualidad se reconoce que esta distinción no es tajante y hay una fuerte interacción entre lo físico y lo mental.

En los trastornos mentales pueden aparecer síntomas físicos (dolores, trastornos del sueño), afectivos (tristeza, miedo, ansiedad), cognitivos (dificultad para pensar con claridad, creencias anormales, alteraciones de la memoria), del comportamiento (conducta agresiva, incapacidad para realizar las tareas corrientes de la vida diaria, abuso de sustancias) y alteraciones perceptivas (percepción visual o auditiva de cosas que otras personas no ven u oyen.

Para la clasificación de los trastornos mentales se utilizan principalmente las clasificaciones CIE (Clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas de salud) de la Organización Mundial de la Salud y la DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría.

Los trastornos mentales han sido definidos mediante una gran variedad de conceptos. Cuando se clasifican se hace definiendo un síndrome o un patrón comportamental o psicológico de significación clínica, que aparece asociado a un malestar , a una discapacidad o a un riesgo significativamente aumentado de morir o de sufrir dolor, discapacidad o pérdida de libertad.

Es fundamental para el tratamiento de los pacientes con síndromes linfoproliferativos el poder reconocer la existencia de trastorno mental asociado ya que su tratamiento tiene impacto sobre la calidad de vida.

En estas páginas describiremos algunos de los más frecuentes.

Si cree que tiene síntomas debidos a este trastorno debe consultar con su médico.