Un aspecto muy importante de la vida de las personas es su sexualidad.

El diagnóstico de linfoma o mieloma, por su impacto emocional, puede producir disminución o incluso pérdida del deseo y la actividad sexual.

Otras muchas razones también pueden influir:

– El estado general y la imagen corporal se pueden afectar por la enfermedad y los tratamientos (pérdida de peso y masa muscular, caída del cabello).
– Algunos medicamentos e intervenciones pueden producir alteración hormonal (menopausia precoz, disminución de testosterona) o del sistema nervioso produciendo neuropatía (cisplatino, vincristina, bortezomib) e influir sobre el deseo y la capacidad sexual.
– En algunas mujeres puede producirse sequedad en la secreción vaginal.
– El miedo a las infecciones durante los tiempos de quimioterapia.
– El estado psíquico también se afecta fácilmente en estos momentos, alterando de forma importante las relaciones sexuales.
– Miedo a un embarazo durante los tratamientos.
En esta situación, más que nunca, será muy importante:

No considerar el tema sexual como tabú: pregunte a los profesionales que le atienden sobre estos temas para intentar resolver las dudas y problemas que puedan aparecer.

– Mantener una comunicación fluida y abierta en la relación de la pareja: valorar posturas mejor toleradas, cambio de hábitos, utilización de lubricantes,…
– No descuidar el aspecto externo: vestuario, maquillaje…
– Mantener la actividad física y mental para evitar estrés y depresión; y si aparecen realizar tratamiento psicoterápico y/o farmacológico.
– Recibir tratamiento sustitutivo hormonal especializado en los casos en que sea preciso.
– Consultar sobre métodos anticonceptivos.
– Ya que algunos medicamentos pueden eliminarse por el semen, es aconsejable el uso de preservativo cuando se mantienen relaciones sexuales en las horas siguientes de haber recibido quimioterapia.