El linfoma folicular es el segundo tipo de linfoma en frecuencia, representando aproximadamente el 20-30% del total. Su tasa de incidencia es de 5-7/100.000 habitantes año.
Afecta fundamentalmente a adultos y ancianos. La incidencia entre sexos es igual.
Desde el punto de vista clínico su presentación suele ser en estadios avanzados (III-IV). Se afectan predominantemente los ganglios, el bazo y la médula ósea; en ocasiones también la sangre periférica y sitios extranodales. Se trata de una enfermedad con un comportamiento clínico habitualmente indolente pero de difícil curación. Puede ocurrir transformación a linfoma difuso de células grandes B.

Para el estadiaje y evaluación de la respuesta se precisan estudios analíticos y de imagen.

En la evaluación pronóstica tiene gran importancia el Indice Pronóstico Internacional para el Linfoma Folicular (FLIPI).

En el momento actual, y aunque la práctica tiene variaciones según los centros, las recomendaciones más aceptadas  incluyen la quimioterapia más anticuerpos monoclonales como tratamiento de inducción y mantenimiento posterior con anticuerpo monoclonal. En casos seleccionados se realiza tratamiento con radioterapia o la simple observación.