La leucemia de células peludas es un síndrome linfoproliferativo crónico de células B, que comprende aproximadamente el 2-3% del total de leucemias del adulto. Estas células presentan proyecciones pilosas características e infiltran la médula ósea y la pulpa roja del bazo fundamentalmente aunque pueden infiltrarse otros órganos.

En más de la mitad de los enfermos hay anemia (80%), leucopenia, neutropenia monocitopenia, trombopenia, esplenomegalia (80-90%) e infecciones; también son frecuentes la hepatomegalia y las enfermedades autoinmunes (poliartritis, eritema nodoso…). Son poco frecuentes las adenopatías, afectación ósea, ascitis, derrame pleural y las complicaciones neurológicas.

En sangre periférica puede haber leucocitosis o monocitopenia. Las células peludas (tricoleucocitos) son células linfoides de tamaño pequeño o mediano con un núcleo oval o indentado de cromatina más dispersa que en los linfocitos normales y nucleolos ausentes o poco evidentes. El citoplasma es abundante y de color azul pálido, presentando proyecciones peludas en toda su periferia. Estas proyecciones son diferentes a las de los linfocitos del linfoma esplénico con linfocitos vellosos (SLVL). Muestran positividad para la fosfatasa ácida tartrato resistente (TRAP)

El aspirado de la médula ósea puede ser seco por fibrosis, observándose un incremento de las fibras reticulínicas. Se aprecia un infiltrado tumoral intersticial o parcheado con una preservación parcial de la grasa y de los elementos hematopoyéticos. A diferencia de la mayoría de los linfomas de bajo grado, el infiltrado se caracteriza por presentar una amplia separación entre los pequeños núcleos ovales o arriñonados de las células, las cuales pueden tener forma de “huevo frito”.

En el bazo los infiltrados celulares se encuentran en los cordones de la pulpa roja, con una pulpa blanca típicamente atrófica. En el hígado la infiltración es generalmente portal y sinusoidal. Pueden aparecer infiltrados los ganglios linfáticos, aunque este hallazgo suele coincidir con elevada masa tumoral.

Existe una forma llamada VARIANTE (10% del total de casos) en la cual las células circulantes presentan un núcleo oval o redondo y un nucleolo prominente semejante al de los prolinfocitos Suele presentarse con leucocitosis (>50.000/micrL). Las células tienen fenotipo B pero suelen ser CD25- y CD103- y pueden ser negativas para la fosfatasa ácida tartrato resistente.

Desde el punto de vista del inmunofenotiopo, las células tumorales contienen Ig de superficie (IgM con o sin IgD, G ó A), antígenos de línea B (CD19, CD20, CD22, CD79a). Expresan FMC7, CD103, CD11c (intenso) y CD25 (intenso), y son son típicamente negativas para CD79b, CD5, CD10 y CD23. En las secciones de tejidos, el anticuerpo monoclonal DBA.44 (95% de los casos) se fija fuertemente a las células peludas, pero esto puede ocurrir también en otros linfomas (SLVL). La estructura observada por microscopía electrónica es característica

Existe reordenamiento de los genes de las cadenas pesadas y ligeras de las inmunoglobulinas. Los genes de la región variable están mutados, lo que sugiere un origen postgerminal. No se han descrito anomalías genéticas específicas. La ciclina D1 está sobreexpresada en el 50-75% de los casos, pero no parece estar en relación con la t(11;14) ni con el reordenamiento del BCL1.

TRATAMIENTO
Se puede aceptar la táctica de “watch and wait”, aunque se acepta el comenzar tratamiento cuando hay enfermedad sintomática (cansancio, molestias por la esplenomegalia) o cuando aparecen citopenias (anemia, trombopenia, neutropenia)

Para el tratamiento se utiliza:

Cladribina (2-clorodesoxiadenosina, 2-CdA). Es el tratamiento más utilizado. La dosis habitual es de 0.1 mg/kg/día en perfusión continua durante 7 días, aunque se utilizan también dosis discontinuas (perfusión de 2 horas durante 5 días o de 3 horas una vez a la semana durante 6 semanas). Los efectos indeseables más notorios son neutropenia e inmunodepresión. También se está utilizando la administración subcutánea.

Pentostatina (2-deoxicoformicina). La dosis habitualmente empleada es de 4 mg/m2 cada 15 días hasta un total de 8-10 ciclos. Entre los efectos secundarios destacan la mielosupresión, fiebre, infecciones, alteraciones digestivas, neurológicas y hepáticas.

La tasa de remisión completa que se consigue con estos medicamentos oscila entre el 75-90% y la de recaídas a largo plazo del 30-40%.

Interferón se utiliza en algunos enfermos que no han respondido al tratamiento con análogos de las purinas. La esplenectomía también puede conseguir remisiones prolongadas. Los anticuerpos monoclonales (rituximab) están mostrando su eficacia en pacientes con enfermedad refractaria o en recaída, así como para el tratamiento de la enfermedad mínima residual (MRD)

El retratamiento con el mismo fármaco puede ser razonable en caso de recaída cuando la duración de la remisión fue mayor al año. En caso de resistencia debería considerarse la utilización de nuevos fármacos (ibrutinib, vemurafenib).

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