Una persona sana produce en su médula ósea un número adecuado de glóbulos rojos (hematíes, eritrocitos). Cuando enferma puede disminuir su masa eritrocitaria, y es lo que se conoce como anemia. En la práctica lo que se mide es la cifra de hemoglobina y de hematocrito. Si seguimos los criterios de clasificación de la anemia de la OMS (Organización Mundial de la Salud) se establecen varios grados: Leve: cifra de hemoglobina entre 9.5 y 10.9 gramos/dl. Moderada: cifra de hemoglobina entre 8.0 y 9.4 gramos/dl. Severa: cifra de hemoglobina entre 6.5 y 7.9 gramos/dl. Muy grave: cifra de hemoglobina inferior a 6.5 gramos/dl. Cuando se produce anemia, y hay menos hemoglobina, disminuye la capacidad de transporte de oxígeno hasta los tejidos. En los pacientes con síndromes linfoproliferativos (SLP) puede producirse anemia por distintos mecanismos entre los que destacan: sangrado, infección, deficiencias nutritivas (hierro, folatos, vitaminas), hemólisis, alteración del funcionamiento de la médula ósea (infiltración, mielodisplasia), activación de citocinas, quimioterapia, radioterapia y por la propia enfermedad. Aproximadamente la mitad de los pacientes con mieloma múltiple y una tercera parte de los que tienen linfoma desarrollan anemia. La anemia produce cansancio, dolor de cabeza, angina de pecho en los pacientes con cardiopatía, depresión, alteración de la memoria y la concentración, náusea, falta de apetito, disminución de la libido, palpitaciones, disnea y otros síntomas que alteran de forma importante la calidad de vida. En el tratamiento de la anemia es fundamental la corrección de factores nutricionales, mejoría de la enfermedad (resolución de la infiltración de la médula ósea…), etc. No obstante, además de la corrección de estos factores, se recurre a dos tipos de tratamiento fundamentales: las transfusiones de concentrados de hematíes y la eritropoyetina. Las transfusiones tienen la ventaja de corregir rápidamente la anemia pero tienen inconvenientes tales como la transmisión de virus (cada vez más difícil), sobrecarga cardíaca, etc. La eritropoyetina es una proteína que estimula la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. Su uso está recomendado en pacientes con anemia asociada al uso de quimioterapia y concentraciones de hemoglobina que han descendido por debajo de 10 g/dL, con el fin de disminuir las transfusiones. Su uso se asocia a riesgo de tromboembolismo. Se acepta su uso en pacientes con mieloma, linfoma no Hodgkin y leucemia linfática crónica aunque es recomendable valorar los resultados obtenidos con el tratamiento de la enfermedad antes de su inicio. Se administra por vía subcutánea habitualmente. Los efectos secundarios son escasos aunque puede provocar hipertensión y mayor riesgo de tromboembolismo venoso, lo que habrá de tenerse en cuenta en determinadas circunstancias (por ejemplo pacientes en tratamiento con inmunomoduladores). Existen recomendaciones de uso dictadas por la American Society of Clinical Oncology y American Society of Hematology. En resumen: la anemia es frecuente en los pacientes con SLP y afecta de forma importante su calidad de vida; el tratamiento dependerá de la valoración de las distintas circunstancias de cada paciente.